Va siendo cada vez más usual lo de las remontadas increíbles. Difícil de entender, pero real. Nosotros mismos hemos protagonizado dos en ocho días. En el último amistoso de pretemporada vimos como el UCAM Murcia nos remontó veinte puntos de diferencia. En el primero oficial ante el Gran Canaria hemos sido nosotros quienes volteamos la situación para pasar del 32 – 57 mediado al tercer cuarto a forzar la prórroga tras concluir los cuarenta minutos con empate a 78.
De la desazón por ver que nada funciona al subidón por ser capaces de revolucionarlo todo hasta tener la victoria al alcance de la mano. Y la rabia, claro. Mucha rabia por acabar perdiendo el encuentro inaugural de la Liga Endesa.
Los primeros minutos fueron de Meindldependencia en nuestro juego ofensivo, instantes de tanteo en que ambos conjuntos anotaban con facilidad. Pero pronto nos empezamos a bloquear en ataque, en parte por errar tiros en buena posición, en parte porque la defensa del Granca comenzó a frenarnos y, sobre todo, porque no podíamos correr. Para correr hay que robar en defensa o rebotear tras fallo del rival. Y ni una cosa ni la otra.
Se nos secaban las ideas en la misma proporción que crecía la confianza de los grancanarios: 15 – 23 al final del primer cuarto; 15 – 30 en el minuto 16. Desde fuera martilleaban Ennis y Slaughter, en la pintura mandaba Pustovyi. Por nuestra parte había mucha más voluntad que acierto.
Tras el descanso las cosas no mejoraron y los visitantes agrandaron su ventaja hasta el 32 – 57 que parecía incontestable alcanzado el minuto 25. ¡Y chan tata chan, algo pasó! ¿El qué? Difícil saberlo. Quizá los jugadores de uno y otro equipo tengan explicación para ello.
El caso es que los desorientados encontraron la brújula, con un Eyenga que a pesar de arrastrar una lesión y llevar más de una semana sin entrenar decidió dar un paso al frente y acabar siendo el líder de la reacción. No lo hizo él solo, claro. Todos y cada uno de los jugadores del Urbas Fuenlabrada se crecieron, espoleados por una afición que estaba deseosa de tener la más mínima excusa para venirse arriba.
Ya al final del tercer periodo quedaba claro que había partido: 53 – 61. El último cuarto empezaba con otro triple de Eyenga, el pabellón ya ardía. El pulso iba a durar hasta el bocinazo definitivo. Los visitantes aguantaron el tipo a base de un carrusel de tiros libres que hizo desfilar por la línea del 4,60 una vez tras otra a los grancanarios. En el otro lado de la pista no había faltas. Ni en bonus entraron los visitantes en todo el cuarto periodo, una dinámica que se extendió durante la prórroga.
Al tiempo extra llegamos tras un triple a la carrera de Obi Emegano que ponía el empate a 78. En el suplementario llegamos a tener cuatro puntos de ventaja y balón. Pero la renta nos duró un abrir y cerrar de ojos. Todo se iba a decidir en el último minuto, momento en que un par de rebotes ofensivos de los amarillos y un triple que no quiso entrar de los nuestros acabaron por sentenciar el triunfo de los visitantes por 87 – 92.
Foto: Alba Pacheco
Fuente: www.baloncestofuenlabrada.es